Hace unos días decidí cambiar mis audífonos (unos chicharitos muy monos) y actualizarme por uno de esos airphones, esos que te los pones y hacen casi todo por ti, o eso es lo que creí leer en la publicidad de mis nuevos audífonos tecnológicos.
La verdad, fue muy fácil sincronizarlos al teléfono, un segundo y ya tenía el mundo auditivo en mis oídos. Debo aceptar tengo la mala costumbre de no leer las instrucciones, pero con mi experiencia con la actual tecnología y la experiencia que he tenido con mi pagina, decidí leerlas completamente esta vez.
Si le toco del lado izquierdo bajo el volumen, si deslizo mi dedo hacia abajo lo pauso, si toco el lado derecho, lo pauso, si lo deslizo hacia abajo subo el volumen, si lo tocas suavemente el botón cambias de canción, que puedo recibir llamadas sin tocar mi pantalla, que puedo acceder a mi asistente de teléfono, eran tantas cosas de sube baja, toca, acaricia que termine yendo a mi habitación a calmar esos toquecitos que sentí por la emoción de mis juguetes nuevos.
Me hizó recordar tanto mis sesiones del curso que tome cuando era mas joven, un cursillo de yoga sexual, si un poco loco, pero igual, toca, baja, aprieta, sube, etc. Estas tecnologías nuevas si que vienen con todo es así que hacen que uno tenga momentos muy relajantes y creativos.
Pero bueno, según yo le entendí claramente a las instrucciones pero resultaron como el final de mi curso, no entendí nada y no aprendí nada, porque por más que toque, apreté, los subí, los acaricie, no hicieron nada, no se prendieron, y es cuando me cuestiono, como es que logré casarme y mejor aún como tuve a mi unica hija, será que fue tecnología pasada.
Pero bueno, regrese a lo habitual a lo que si puedo controlar y tener el poder, mis viejos chicharitos, y le obsequie estos airphones a mi hija, ella siendo tan millenial le dará mejor uso y los entenderá mejor, lo malo es que ahora que lo pienso, de verdad serán buenos para ella, digo no ha tomado ningún curso de nada o eso espero.
