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Diario de una Ansiolitica

Diario de una Ansiolitica – ¿Y mi cordura?

Sabrán que esto de las tecnologías aun no se me da y estoy segura que nunca se me darán. Me he preguntado tantas veces del porque tengo que depender de una computadora o celular, y asusta ver a tanto chiquillo perdidos en ellos, de verdad he visto tantos accidentes que me asusta pensar que me puedo volver en uno más de ellos y me imagino que me saldrán antenas y me comportare como un robot loco y raro pero robotizado.

Bueno es increíble que actualmente mi trabajo dependa de un servidor (que créanme a la fecha aun no se que signifique eso), antes es verdad si perdía mi libreta de notaciones no solo perdía mis escritos si no que con ella se iba toda mi cordura (aclaro aun me queda algo) y aunque mi chico tecnológico me explica de tantos términos, que mi cabeza ha terminado con unos dolores de cabeza, peores a los que me invento en la cama.

Soy sincera yo soy de esas mujeres que con un cuaderno, pluma y a veces con una maquina de escribir, siento que es todo lo que necesito para que mi trabajo esté como me guste, pero muchos me ven como bicho raro, y debo aceptarlo a veces las computadoras tienen su lado bueno y cómodo.

Lo que si no debe nuca faltar es el espacio, y más ahora que con la pandemia a mi esposo lo tengo rondando mi espacio las 24 horas y también a nuestro perro, ah y súmenle a mi hija tomando clases aquí, pues mi espacio para concentrarme mas bien parece un campo de batalla.

Pero como buena guerrera, siempre termino ganando la disputa y me quedo con el espacio la mayor parte del tiempo (esta bien, lo gano porque lloro, pataleo, hago berrinche y mi marido e hija prefieren darse por vencidos para que me calle).

Mi rutina es tan preciada y tan religiosamente estricta que si me la mueven por algo, mi día se vuelve un caos así que como todos los días me senté con mi taza de café la puse a un lado mi laptop (a veces le pongo piquete al café)  hice mis ejercicios de concentración (es gritar lo primero que me venga a la cabeza, super relajante) lista para escribir, prendí mi computadora, entre a mi blog para subir algunos escritos y… creo que mi grito se escucho hasta China, no estaba la maldita pagina, y juro que está vez no toque nada.

Como ya comenzaba a hiperventilar y por mas que picaba aquí y allá la dichosa página no aparecía, no tuve mas opción que marcarle, intente conservar la calma, pero está ves mi ejercicio relajante no hizo efecto en mi, y le dije cuanta palabra  salio de mi floreada boca.

El pobre por más que explicaba y decía, yo no podía entenderlo y me enfurecía y me estresaba más, hasta que lo escuche decir: Tu pagina está muerta…

Colgué sin pensarlo y me eche a llorar como Magdalena, mi página estaba muerta, mi trabajo, mi vida, ahí estaba todo… Sude, llore, grite, hasta que por fin recobre y entre en mis cabales, vi que mi esposo entro a la habitación tan despacio y con la mirada de !ohh por Dios!, sí digo algo malo moriré lentamente o me aventara por esa ventana.

Me comento que Luis (así se llama el chico tecnológico) había manejado a la casa y estaba aquí, que era importante verme, para no hacer largo el cuento, mi página sigue viva, solo era un termino informático, la restableció y todo y todos estuvimos en paz.

La verdad es que si lo regañe un poco al pobre. Por que me dice términos que en mi vocabulario significan otra cosa. En fin, pude subir mis escritos, mis avances y todo seguía ahí; así mismo me explico que todo tiene resguardo y no se que más, porque con la felicidad que sentía no le preste atención.

Así que algo aprendido el día de hoy, no tomarme tan literal lo que me diga él y mejor preguntar o investigar antes de que en realidad yo termine estirando la pata.

Nota: mis vecinos llamaron a la policía porque creyeron que mi había pasado algo malo. Hubiesen visto mi cara y la explicación que le di a los oficiales…

 

 

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