Llega los últimos días de abril y ya estoy como cada año buscando esas fotos de cuando era niña, esas fotos que aun me recuerdan el porque decidí hacerme escritora y que a pesar de mi carácter algo especial, en mi interior sigo siendo esa pequeña loca con la imaginación al tope.
Y como cada año también le he marcado a mi madre, para que siga buscando entre sus cosas y álbumes (claro aun los conserva) y me pase por medio de otra foto por el celular fotos vergonzosas mías (debo decir que mi madre sabe usar mejor el celular que yo).
Pero esté año será mas emocionante, porque mi editorial me pidió que les reenviara algunas fotos de cuando era pequeña que escogiera las más bonitas y claras y por supuesto que estas, dieran a entender del porque ahora soy escritora.
Así que me lance a estos lugares donde imprimen y arreglan fotos, así que lleve mis fotos viejas así como también lleve algunos negativos para ver que podía rescatar de ellos.
Cuando llegue al lugar, me atendió una muchacilla, no sé de unos 22 años a lo mucho. No suelo vestir como las señoras de mi edad (la verdad según yo, no aparento mis casi 40 años), suelo vestir muy juvenil y fresca. Pero lo primero que hizo la chamaca fue verme de arriba abajo como si fuera un espécimen en peligro de extinción.
Pero como estaba muy contenta con esto de la publicidad para el día del niño, intente hacer caso omiso y no darle importancia. Le dije lo que tenía en mente, que quería que las fotos se vieran más claras, algunas a colores y obvio saque los negativos y le comente que también quería ver si había forma de salvar esas tomas.
La pobre chica se quedo estupefacta, agarro los negativos y me comento — Estos solo los había visto en el museo, pero no se preocupe SEÑORA, veré que puedo hacer; es increíble ni mi madre tiene de estos, pues que edad tiene usted…–
¿Señora? ¿Usted? ¿Que edad tengo? Mi cabeza explotaba, casi me da algo ahí; solo porque en verdad me urgían las fotos para la editorial porque si no hubiese agarrado todo y hubiese salido corriendo de ahí avergonzada y furiosa.
Es verdad ya soy madre, estoy casada, pero eso no me hacer ser una antigüedad. Y para rematar el momento me dice — Me tardare un poco si quiere puede ir y sentarse allá para que no se cansé…
Tuve que salir rápido de ahí ya que estaba a punto de explotar ahí mismo y meterle por no se donde los dichosos negativos.
He llegado a casa y lo primero que hice fue verme al espejo, sacar cita con el peluquero para retoque de raíz, corte nuevo y saque cita para ver cuanto me salía ponerme Botox, pero cuando me dieron el precio caí en cuenta que envejecer no tiene nada de malo.
Lleve mis fotos a la editorial esperando con eso volverme a sentir como estaba, pero mi realidad me supero, es verdad ya soy una señora, pero no significa que sea una reliquia, porque para eso está mi querida madre ella es una señorona, ella si es una reliquia y aun así se mantiene mejor que yo…
Aun así, como cada año pondré en mi perfil de mis redes sociales esas fotos que me recuerdan de donde vengo y quien soy; porque aunque soy una adulta mi niña interior jamas me abandonará.
