Hemos descubierto nuevas tiendas donde venden productos mexicanos (aquí en USA es difícil encontrar buenos productos mexicanos), y la verdad es que es emocionante pero a la vez muy peligroso ya que estando en ellas uno quiere llevarse hasta al cajero.
Dulces mexicanos, pan dulce, botana mexicana, carnitas, tamales y podría continuar con la lista pero nunca terminaría, así como nunca terminaría de comer todo lo que hemos comprado ahí.
Es gracioso normalmente vamos con una lista de la despensa para no comprar de más, además como suelo ser muy olvidadiza hago listas de todo, no vaya a perder u olvidar algo, así como perdí la vergüenza, la paciencia, mi virginidad y otras cosas; aunque sería muy satisfactorio perder unos kilitos caminando por esos pasillos de las tiendas mexicana.
A pesar de que he comenzado con mi caminata diaria, estas llantitas no quieren irse, se han aferrado a mi como yo me he aferrado a mi ropa talla «S», ninguna entra pero tampoco se va.
Así que fuimos a ese lugar nuevo, y como niña en dulceria, comencé a llenar el carrito de todo lo que veía y que obvio no puedo encontrar en otras tiendas; mi esposo e hija solo miraban lo que iba poniendo, y como me conocen también, han hecho un pacto para no llevarme la contraria en las compras (la ultima vez les hice un berrinche en las cajas porque no quisieron que comprara donas).
Mi hija siempre me ha dicho, para que llevas esto o lo otro, si al final o lo tiras o comienzas como siempre a lloriquear por una semana por haberte comido según tu tanta porquería y empezaras a comportarte de manera más rara y nos obligaras a hacer dietas tontas que solo duran por un día.
Pero últimamente ya no dice nada, pero como resistirse a un rico duvalín, a una concha de chocolate, unos rancheritos, es como ver ahí a Tom Brady, Brad Pitt, etc y decirles, disculpa hoy no gracias estoy a dieta, claro que no verdad.
Aunque esta vez debo aceptarlo, me pase muchísimo, he llenado el carrito al tope, de la lista solo llevo 4 cosas y lo demás mejor no preguntemos.
Está mañana desperté agitada tuve nuevamente esos sueños repetitivos, donde la comida me atacaba, cobraban vida y querían comerme, pero en mi sueño estaba tan gorda que no podía moverme y para ellos era fácil alcanzarme, una pesadilla espantosa.
Así que temprano por la mañana le comente a mi esposo que está es la ultima vez, no volveré a caer en tentaciones (bueno depende de la tentación), a partir de esta semana comeremos sano, no chucherías, no pan, nada de nada, solo buscare lo bueno, nutritivo y saludable.
Obvio mi esposo solo alzo las cejas y sus ojos, asintió con la cabeza y continuo con su trabajo; a veces pienso que no me toma en serio; está bien le dije eso mientras sostenía un pedazo de concha en la mano izquierda (no tirare esa comida a la basura o sí).
Y hablando de famosos, ¿porque no los ponen en las estanterías en la zona de postres?, o mejor ¿porque no ponen a nuestras peores pesadillas? Así por lo menos correríamos por ellos o de salvarnos de ellos.
Además he pensado, si ya saben como soy, porque me llevan a esos lugares, cuando saben que mi debilidad a parte de un buen libro, un buen vino y una buena sección en la cama, es la comida.
