Mi esposo es de los que le gusta comprar boletos para eventos con mucha anticipación, sin pensar que en un futuro muchas cosas puedan suceder, como la dichosa pandemia que nos acoge actualmente, y a pesar de que él también sufre un poco de ansiedad, parace ser que siempre va un paso delante de mi en estas circunstancias.
Así que, hemos tenido que mover viajes, conciertos, fiestas, salidas a pasear, etc, por la misma situación, que llegado el día de dichosos acontecimientos algo hace que tengamos que reprogramar, cancelar o ir y a veces esas idas son un total caos.
No debo negarlo yo también suelo ser muy arrebatada, pero a veces la situaciones se vuelven incomodas y me es difícil saber como reaccionar o actuar.
Pero para no alargarme con esto, está semana mi esposo nos sorprendió con boletos para ir a un concierto de un artista a la que soy realmente fan (tanto así, que le he dicho a mi esposo que sería con la única que le sería infiel, y eso que no me gustan las mujeres, pero ella es la excepción).
Normalmente suelo preguntar que lugares nos tocaran, si nos toca sentados, parados, si hay donde cenar, si está limpio, etc., y sobretodo si el lugar tiene elevador; ya sé que suena un poco ridículo ésto, pero como diría mi personaje favorito de caricatura: las escaleras son mi peor enemigo.
Además a mi edad ya buscamos más la comodidad que el relajo, y disfruto más teniendo el control en mis manos; y cuando hablamos de conciertos pues espero tener boletos un poco más preferenciales, para no tener que estar peleándome con mi postura, el cansancio, las idas al baño, las mil quejas (que raro yo quejarme, jamás; léase con mucho sarcasmo) los aventones de la gente, que si alcanzo o no a ver y sobretodo en estos días que no esté muy saturado por lo del Covid y claro que la regla del lugar sea llevar cubre bocas en todo momento.
Así que antenoche fuimos al concierto, era un lugar pequeño pero agradable, la regla era traer el cubre bocas en todo momento y se trato de mantener cierto distanciamiento. Aunque llegamos temprano para agarrar buen lugar (sí, mi esposo no compro lugares preferenciales), el lugar ya comenzaba a estar lleno y como es costumbre yo comenzaba a perder ya los estribos. Me dí cuenta que solo había una área de reservados donde habían mesas y sillas y por supuesto una vista al escenario muy envidiable.
Aún no comenzaba el evento y ya me habían aventado mil veces, mis pies ya estaban cansados, no escuchaba lo que decían ellos, y la verdad es que mi condición física realmente apestaba, y eso era lo que más me pegaba en ese momento y solo quería buscar algo más cómodo. Pero cuando estaba a punto de decirles que me retiraba pero que ellos podían quedarse si querían, algo gracioso paso, una señora muy amable se acercó y comento que en la zona VIP había espacio para personas con alguna discapacidad y para mujeres embarazadas.
Me quede atónita, es verdad llevaba todo ese rato tocándome el estómago, pero era por dos razones, mi colitis y por hambre; pero fue un golpe muy fuerte, la señora creyó que estaba embarazada. La incomodidad que sentí fue tal que no sabía donde meterme, y mi esposo e hija, se ahogaban de las carcajadas que se echaban.
Preguntaran que paso, pues resulta que la señora sí pensó que estaba embarazada; y después de unos minutos la mujer venía acompañada de un mesero el cual me comento muy amablemente que nos podían dar una mesa para los tres si realmente la necesitaba para no arriesgar al bebe.
O sea se que estoy gorda, y no iba aceptar que me dijeran eso, y por supuesto no iba a ponerme a explicarles que lo que tengo es simplemente gordura, así que lo único que quedaba hacer era irnos, sí, por supuesto nos fuimos, pero a sentarnos y el concierto estuvo fabuloso, la vista espectacular, no había tanta gente a nuestro alrededor. Lo malo es que no pude tomar ni una gota de alcohol, pero realmente en ese momento no importo.
A la mañana siguiente debo decir que la cruda moral pudo conmigo, porque no debí acceder a esos asientos, y ya se que a veces mis berrinches o actitudes hacen que salga lo peor de mí, está vez debo decir que no tuve tanto la culpa, esta bien, acepte lo lugares, pero no iba a ponerme a discutir si era o no cierto mi condición, pero aunque resulto gracioso y beneficioso, engañar no es algo con lo que quiero cargar (ya con mi panza tengo).
Así que cuando alguien pregunte o insinué algo de lo que pueda sacar un beneficio, mejor aceptare que lo que tengo es otra cosa (aunque duela la realidad); pero ya entre nosotras si el camión viene lleno sacare más mi panza para ver si ahí también funciona…
