Después de el encierro que impuse, la prueba del Covid, mi psicosis, decidí que debía entretenerme con algo, antes de volverme y volver más loca a mi familia. Así que tenía unos días ideando que más podía hacer, algo que me gustara y que me entretuviera mentalmente y por supuesto me relajara.
Así que estuve buscando en internet, investigando en libros y con amigos, bajando y probando algunas aplicaciones (sí, ya le se más a esto de la tecnología), y por fin dí con el clavo, amo escribir, y tenía un rato meditando en escribir mini cuentitos para poder subir estos a Instagram, Facebook, etc., y pues gracias a la ayuda de mi chico tecnológico e hija, pude crear esto nuevo que ya verán muy pronto; y pues ellos están haciendo que esto se vea muy bonito y casi profesional.
Mis editores super contentos con la idea, hasta piensan subirlo estos relatos a sus páginas, y creen que esto me dará más publicidad (claro publicidad echa por mí para mi y por supuesto gratis para ellos). Pero mientras me mantenga ocupada, por mi lo que sea ahorita es muy bueno.
Y después de unos pocos días y más que nada noches, la idea de que escribir llego, ya se de que hablaran estas mini historias, y como sabrán me jale de los cabellos porque no se me ocurría nada, anoche llego la inspiración, así que ahora estoy desvelada, porque aunque soy muy dormilona (no suelo despertar antes de las 8:30 am), cuando se me mete algo a la cabeza, mi cerebro es de: hoy no duermes.
Aunque es emocionante tener ya la idea bien aterrizada, tener las primeras mini historias, me pregunto, porque si amo tanto dormir, porque mi cabeza no hace uso de su inspiración durante el día, porque me tiene que dar por las noches este insomnio creativo, cuando en el día también pueden surgir esas geniales ideas; pero no, parece que mi cabeza en el día solo piensa en fatalidades, en las molestias del cuerpo, preocupaciones, chicos semi desnudos, etc.
No se, tal vez, en mi otra vida era vampiro, y mi cerebro aún recuerda eso, y ahora vivo así, mis neuronas se queman en el día, pero de noche se recargan y trabajan al mil. Pero lo importante es que ya tengo más trabajo, lo malo es que ahora tengo algo más por lo cual estresarme.
Así soy, la mujer que vive el estrés al cien, y que si no lo siente mi creatividad muere; tal vez soy un poco masoquista, duele pero termina siempre gustándome.
Y ahora que lo pienso, será por eso que me case, digo nunca me vi casada y mucho menos atada a un solo hombre, pero quería vivirlo y aunque ha dolido al final lo he gozado como nunca. Y así pasa con todo lo que hago en la vida, son momentos duros, raros, extraños y algunos dolorosos, pero siempre de verdad siempre resultan gloriosos, satisfactorios y los disfruto de inicio a fin.
Pero bueno, pronto les enseñare mi nuevo trabajo de tortura, espero les guste, y ojala que mi chico tecnológico esté listo para tener nuevamente esas llamadas interminables donde estaré preguntando mil veces lo mismo (más bien gritándole). Y espero que mi hija también este dispuesta a tener noches de desvelo, porque es cuando mejor trabajo.
Y aunque todavía reniego de no dormir al cien por esté tipo de situaciones, agradezco a mi cerebro por estar con toda la creatividad siempre. Pero no se ilusionen tanto, aunque estaré mas ocupada y no tendré muchas oportunidades para preocuparme de la violencia, mi salud y del tema del Covid, es muy probable que mi estrés y preocupación lo transmita a través de mis letras, así que; «que alguien me ayude, y que alguien los salve.»
