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Microrrelato: Llegó…

Lo supe desde que lo vi, hicimos ese clic. Su mirada era tan tierna y determinada que sabía que si no iba por él, me arrepentiría toda mi vida. Así que lentamente me acerque a él y en ese preciso momento el también lo supo, porque corrió a mi. Y sin pensarlo lo abracé con tanta fuerza, que él solo pudo lamer mi cara; y su cola dibujaba figuras coquetonas. Ahora mi caminar no solo marca mis pies si no también unas huellas de un perro que salvó mi vida, pero que así mismo salve la de él. Somos un par tan disparejos, aunque la verdad en el fondo somos tan similares. Somos fieles, tímidos, desconfiados, con ganas de dar tanto amor. Así es como nuestras vidas cambiaron y nuestros caminos se unieron. Y si existe ese hilo rojo que cuenta esa leyenda japonesa, se que ya no debo buscar o esperar a alguien más, por qué el amor que necesitaba y buscaba era lo que mi fiel amigo me ha dado hasta hoy.

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