Soy uno de los que lograron sobrevivir y ahora mi tarea es ayudar a otros hombre a no sufrir la muerte por la bestia del insomnio, algo tan terrorífico que solo de recordar se me congelan hasta los huevos.
Yo era escéptico, no creí que me pasaría, pero me toco vivir en carne propia el verdadero terror. Así que prepárense a escuchar como fue que sigo aquí y como solo me quede con estas marcas en la cara y en la espalda y no morí:
Hace 5 años comencé a tener una carga de trabajo brutal, y era tal mi cansancio que empecé a no dormir bien, así como también la bestia. No sabía en ese momento lo que se avecinaba ni mucho menos que la bestia se había instalado en casa.
La bestia no dormía como yo, siempre estaba al acecho, atenta a cualquier movimiento, su humor se sentía en el aire, y cuando por fin yo caía perdido en las noches, percibía que ella también descansaba.
Mis hijos la percibían, y muchas veces le temían, pero yo no vi las señales, fui muy tonto, hasta que me toco enfrentarla en vivo.
La bestia comenzaba a controlarse, pero entonces llego esa noche, esa noche que me dejo marcado tanto física como mentalmente.
Llegue del trabajo cansado y mal humorado, había sido un día fatal y no tenía humor de hacer nada ni de atender a nadie, pero llegada la hora de ir a dormir, sentí que el humor de la bestia estaba a tal punto que cualquier cosa la haría perder los estribos.
Así que para no cucar al destino y mucho menos a la bestia, me quede quieto en la cama intentando dormir; intente contar ovejas en la cabeza pero no funciono, pasado el tiempo mis nervios comenzaban a estar a flor de piel, así que decidí hacer mis ejercicios de respiración, normalmente nunca fallan pero esa noche fallaron, y lo único que logre fue comenzar a despertar a la bestia.
Decidí salir de la cama iba rumbo a la cocina, hice el mínimo ruido, pero algo me decía que ella ya me estaba observando en la oscuridad; tome agua, calenté leche. Regrese de puntitas a la cama, tome la punta de la sabana con mucho cuidado, pero ahí fue donde la vi.
Vi como comenzaba a transformarse, la mirada le brillaba como a un animal, parecía que echaba rabia por la boca y sus manos eran como garras a punto de rasgar cualquier parte de mi piel. Comenzó a maldecir y gritar mil blasfemias.
Pensé rápido que hacer, así que la miré fijamente y comencé a decir incuerencias, estire los brazos y me metí a la cama, me hice el dormido, pero ella era muy astuta, así que tomo lo primero que encontró y comenzó a pegarme en la espalada y a abofetearme, pero hice tan bien mi papel que en ese momento se lo creyó todo.
A la mañana siguiente me dí cuenta que la bestia era mi mujer.
Esa ha sido mi técnica a la fecha, así fue como logre sobrevivir a la bestia. Me he vuelto una leyenda, pero si soy sincero cada que voy a la cama sospecho que ella ya lo sabe que solo estoy fingiendo, y pienso que está planeando lentamente mi fin.
