Escrito por: Marco A. Rosas alias SubMarco
Sus días como científico estaban contados; el gobierno había iniciado una investigación en contra de más de 28 personas, quienes recibían cierto porcentaje como un bono del gobierno, el problema es que esa aportación excedía por mucho lo que recibían personalidades que en realidad se dedicaban a la ciencia.
Braulio Reséndiz, no solo sería investigado por la fiscalía por recibir aportaciones millonarias, también debido a que la mayoría de sus trabajos científicos eran sumamente cuestionables y atentaban en contra de los seres vivos; obviamente Braulio tenía que hacer algo.
Justificar la obtención del dinero de las arcas del gobierno era su objetivo principal, y así no perder ese sustancial bono, también no perder la poca credibilidad y reconocimiento que ostentaba, pero especialmente no quería caer en un reclusorio; siempre pensó que si le llegara a pasar eso automáticamente se convertiría en una “novia de celda”.
Braulio no contaba con un equipo de trabajo profesional, debido a que invertía principalmente en un muy dedicado equipo de recepcionistas y secretarias, quienes se encargaban de cumplir todo tipo de fantasías sensuales y sexuales que le cruzaban por su mente; además de un par de pasantes, con estudios truncos para dar la apariencia de que se dedicaba a algo serio, una cuestión que en la actualidad le afectaría severamente, debido a que necesitaba personal con estudios universitarios en el campo de la química.
Ahora él solo, tenía que hacer todo el trabajo, ya que debido a la investigación, su “harem” había sido reducido a nada, puesto que temporalmente su fuente de ingresos había sido momentáneamente congelada.
Pero la urgencia de Braulio por concluir una de sus investigaciones que al parecer ya estaba descartada, pero igualmente era la que tenía más avanzada y la que más le interesaba, (porque dentro del campo de la medicina serviría como un apoyo para reforzar al sistema inmune en contra de una infección viral, derivada de una cepa de roedor proveniente de algún lugar del continente asiático), lo obligo a plagiar por completo investigaciones de otros compañeros, así como llevandolo a usar mal medidas de sustancias que al final no supo interpretar y terminando impregnado con esos quimicos, que hasta el desconocía. Así que luego de dos arduos días y noches, Braulio ya tenía listos los primeros cinco viales, con diferencias variables en posibles síntomas.
El haberse quedado solo en su lujoso edificio departamental para hacer su “trabajo científico”, le hizo notar los múltiples errores que había cometido en su investigación, pero al mismo tiempo agradecio ese tiempo ya que pudo agilizar todas las pruebas faltantes a su parecer y ya no dudo que su personal “de confianza” se había alejado de él, debido a las crecientes investigaciones de la fiscalía a su persona y trabajo actual.
Así que llegado el momento de poner a prueba la efectividad de los fluidos que había creado, era momento de buscar un sujeto de prueba, ya no animal si no de humano.
El tiempo estaba encima de Braulio, y tenía que presentar datos y pruebas de su investigación más reciente para comprobar que su trabajo como científico estaba sustentado, y así tener un soporte para su defensa y continuar teniendo acceso a su beca científica de investigación.
Pasaban de las 12:17 de la noche, era martes y a falta de voluntarios de cualquier especie, Braulio tendría que hacer las pruebas de cada vial en sí mismo y anotar los resultados a través de una grabadora de voz digital recién comprada; ahora sintiéndose un “verdadero hombre de ciencias”, portaba el aparato con algo de orgullo dentro de la bolsa izquierda de su recientemente estrenada bata de laboratorio.
-Primer prueba del fluido 0038, vial 01 insertada en el brazo izquierdo- Grabó con voz firme antes de inocularse.
Continuara…
Escrita por: Marco A. Rosas