Maratones navideños listos, bueno esto lo empecé desde noviembre, adornos navideños igual listos desde hace un mes. Compras de último momento listos, o eso quiero pensar, regalos listos, bueno tal vez falte uno que otro de esos que salen de sorpresa en las páginas de compras. Mis compras personales, casi lista, aunque nunca falta algo que en realidad no necesite pero aun así quiera comprar, como esas lindas varitas de Harry Potter que acabo de ver en oferta en Macy ‘s. Vacaciones en casa casi lista, solo falta ver qué libros leer, qué escritos pequeños estaré redactando en estos días y que cosa rara estare haciendo y pensar de qué manera seguir molestando a mi familia y vecinos.
Comida, esto está listo desde que comenzó el año, si no, pregúntenle a mi báscula si esto es mentira, pero hablando de los preparativos de la cena navideña, esto está casi listo, pero mi mente dice lo contrario ya que sigue cuestionando si es la mejor decisión para cenar. Tener la casa super limpia para recibir el año, casi listo, solo falta convencer a mi querido esposo de que mantenga todo en su lugar, y créanme esto es casi imposible.
Visitas a lugares navideños, listo; ir al cine a ver Spider casi listo, (la ventaja es que sí conseguimos boletos, y no no tendremos que irnos a otra ciudad o país para poder verla). Invitados inesperados, la verdad es que no, no estoy lista, nunca lo estoy, pero siempre son bienvenidos. La ropa que me pondré para las festividades está casi lista, digo nunca falta que a último momento cambié de parecer, o que me pare frente a al closet lloriqueando porque a mi parecer no tengo nada que ponerme.
Mi editorial, me dejara descansar 2 semanas, claro bajo sus términos, son disque vacaciones, porque aun así debo estar al pendiente de mis notificaciones, de seguir dando publicidad a mi libro y blog y por supuesto tener listo algunos escritos para comenzar el año con todo y si se puede comenzar con el siguiente libro, que si me preguntan en estos momentos es que no se ni de qué escribir.
Relajarme en estos días, nunca está lista, ni siquiera está apuntada en la lista de cosas por hacer o por mejorar. Alcohol, super listo, en estas fechas es casi de ley tener un buen vino en casa, y por supuesto no puede faltar un digestivo por esas copiosas cenas, porque aunque aun no he llegado al cuarto piso (bueno casi llego), mi estómago parece tener más ochenta años, ya que todo me hace daño, hasta mi cabeza lo sabe y en eso al parecer no se equivoca.
Perro limpio, definitivamente no, y no es porque no lo atienda, si no porque, por más que lo bañemos, cepillemos, etc., no dura ni una semana limpio, pero aun así amo sus pelos, su olor apestoso y por supuesto esas lamidas con olor y sabor a no se que demonios; su regalo navideño también listo, su cena especial más que lista. Si claro es super loco que me preocupe más por él que por mi familia.
Música navideña, superpuesta, tanto así que ya perdí la cuenta de cuantos playlist he escuchado y que tengo preparado todavía para estos días, he escuchado miles de estaciones de radio con está temática, que mi familia ya aborrecen los villancicos, pero la verdad es que es casi imposible no escuchar esto en estos días festivos, además quien no se emociona con: Los pastores a Belen, corren presurosos…, hasta uno hace el quehacer más agusto. Dulces y botanas, estos también están listos desde inicios del año, y por supuesto como buena mexicana, tengo siempre en la alacena todo tipo de chucherias mexicanas por haber y no se diga en los cajones de mi escritorio, están repletos de todo esto, espero que esto no lo lea mi nutriologa.
Revolcones, bueno esto es de casi todos los días, ni siquiera necesita estar en una lista. Aunque pensándolo bien, podría poner algunas cosas para divertirnos en la lista prohibida, esa lista donde solo mi esposo y yo participamos para pasarla cada día mejor.
Mis listas parecen estar casi al cien, pero los imprevistos nunca caben en ella, y aunque se que es muy probable que me pasen, intento pasarlos por desapercibidos. Y así es, que está semana llegó un imprevisto que realmente no vi llegar. Cuando uno piensa que ya tiene todo arreglado, en orden, y en sus manos, parece que todo esto se resbala lentamente, así como todos esos consejos de hacer ejercicio, las recomendaciones de la nutrióloga, de mis doctores, etc.
Y es que ahora entiendo porque en estas fechas mucha gente se torna un poco paranoica y porque no hasta loca. Hay tanta cosa por hacer, por vivir, por disfrutar, queremos mantener el orden, queremos tener todo al cien, pero se nos escapa y olvidamos que no vivimos en un mundo solos, sino que lo compartimos con gente más loca, y ahí es donde encajo yo.
Pero para no hacer esto más largo, está semana tuve un pequeño accidente y debo recalcar que esta vez yo no lo provoque (que alivio); una persona que es probable que andaba como yo, muy metida en sus asuntos y preocupaciones, al parecer no vio que estaba frente a ella, y me dio un empujón que me mandó al piso, haciéndome que me golpeara contra el suelo bastante fuerte.
Como no soy nada dramática, hice mi show frente a mucha gente (que raro) y tuve que parar al hospital creyendo que me había fracturado la mitad del cuerpo. Llegamos a emergencia como es lo normal y uno cree que lo atenderán en primer momento, pero para ellos las emergencias es cuando llegas casi desangrandote, así que para mi mala fortuna nos tocó esperar. Intenté mantener mi paciencia, estuvimos ahí por horas, y el dolor iba empeorando, y mi mente como siempre que nunca ayuda, comenzó a pensar mil tonteras: “Estará roto el brazo, me tendran que operar, perderé la movilidad, que pasara con las festividades, quien mantendrá la casa a flote, como podre seguir escribiendo, me pondran yeso, por que a mi, porque no me llaman, y los doctores, porque hay gente gritando, tengo hambre, me duele, tengo sueño, ya quiero irme a casa, qué tal si esto si es muy grave, no puedo mover el brazo, el dolor ahí está, esta inflamado, abrázame, quiero llorar”.
Después de horas, gritos, llantos y reclamos, me atendieron, el resultado fue un brazo lastimado pero sin fracturas, solo inflamación y dolor. Reposo y medicamentos. Claro reposo, esa palabra que me sigue rebotando en la mente, algo casi imposible en llevar a cabo, son esas recomendaciones que aunque se escucha bonito, para personas como yo es casi imposible lograrlo, no puedo estar por mucho tiempo quieta y mi mente estando al cien con mil pensamientos, mil pendientes que no se de donde salen, pues obvio es lo peor que me pueden recetar.
Y de verdad ahora entiendo a esas pobres gentes que oyes gritar en las salas de espera, como no volverte loco, cuando quieres que te atiendan lo más pronto posible. Intenté no llegar a ese extremo, pero por poco me vuelvo la loca de emergencias y para mi fue un gran reto no hacerlo.
Así que ahora necesito descansar, dejar que mi familia mantenga en pie la casa por unos días y las cenas festivas, pues ya veremos como salen. Solo espero que mi familia soporte todos los gritos, peticiones, reclamos, etc, que les estaré diciendo con mucho cariño.
Así que si oyen a una mujer desde su ventana gritando como loca, no vayan a creer que es el demonio de las navidades, seré solo yo desahogándome de uno que otro imprevisto en estas festividades decembrinas.
