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Sofí…

Les presento a Sofí, una niña curiosa y juguetona por no decir imperativa, impulsiva y traviesa; cuando nació le diagnosticaron algo que ni ella recuerda pero que la hace ser como es. Es olvidadiza por herencia o eso dice su mamá cada vez, que tanto ella, como Sofí, olvidan hacer algo importante o cada que se le quema la comida a su mamá, algo que ya se ha convertido en una costumbre en la casa de los Pérez, así que son clientes muy frecuentes de los restaurantes cercanos a su casa, los conocen tan bien, que cada que llaman a pedir comida o cena, ya saben qué dirán – ¿Otra vez quemo la comida? No se preocupen, les mandamos lo de siempre-

Sofí feliz por no tener que probar bocado alguno de su mamá, con sinceridad ella es la peor cocinera del mundo, ni el comedor de la escuela sirve algo tan malo. Sofí se pregunta cómo es posible que su mamá sea una mamá, se supone que ellas tienen el don de la comida, pero Sofí se conforma con lo que le da, además su mamá es buena dando buenos golpes, es que da clases de karate y también da unos discursos que deja a todos con mariposas revoloteando, no en el estómago si no en la cabeza; ¿Por qué no es la presidenta del mundo?

Dice que su mamá así logro enamorar a su papá, con esos discursos, que nunca ha entendido por completo Sofí, pero imagina que a su papá estos discursos lo aturdieron y no tuvo escapatoria y tuvo que casarse con ella. Sofí sabe que su mamá es una gran mujer, olvidadiza y algo tosca, pero sabe hacer de todo, lo intenta todo y la cuida muy bien

Su padre en cambio es todo lo contrario, cocina como los ángeles, pero nunca tiene tiempo para hacerlo, consentidor por herencia, claro es idéntico al abuelo, bonachón y cariñoso. Trabaja toda la semana haciendo maquetas, para Sofí esto es muy aburrido, ella prefiere destruirlas o jugar en ellas no hacerlas. Cuando llega a casa después de la jornada laboral, su papá se dedica a jugar a las luchas con ella, algo que recomendó el doctor para logar que se canse su hija y puedan dormir, bueno no exactamente jugar a las luchas recomendó el doctor, pero su padre es aficionado a ellas y Sofí es muy fuerte, y a ella le causa mucha risa esto y eso a su papá lo hace feliz.

Cuando era más pequeña Sofí, sufría de algo llamado insomnio juguetón, no pregunten que es, así lo nombro ella. Así que cuando a algunos de los papas de Sofí, olvidaba jugar con ella para cansarla o sin querer le daban dulces o chocolates de noche, pasaban noches interminables sin poder pegar un ojo, y a las mañanas siguientes parecían los tres zombis sacados de la peor película de miedo que podía imaginar Sofí. Ella siempre se disculpó por lo que pasaba u ocurría, no era su intención, porque a pesar de ser como es Sofí, ella reconoce siempre muy bien cuáles son sus fallos, y esto no lo heredo de nadie.

Sofí es creativa y soñadora, y siempre la encontraras pensando en lo que quiere ser de grande “Podría ser astronauta, corredora de autos, limpiadora de parabrisas en la esquina, una mosca gigante, trapecista”; sus padres desean que sea algo más tranquilo “No has pensado mejor ser abogada, medico, no mosca, pero si un pajarillo, o porque mejor no una artista”.

Nunca veremos a nuestra querida protagonista quieta, es su naturaleza, es como Flash, veloz e inalcanzable. “Necesito quemar esta energía que me consume, como mi primo cuando fuma sus cigarros a diarios”, es lo que siempre comenta para justificarse ante un adulto o maestro cada que no pone atención, o porque ya rompió algo o ya hizo algo que no se debía hacer. No es su culpa, nació con más pilas que los demás, y no sabe cuánto tiempo le duraran o es probable que de bebe la enchufaron a una carga tan potente que ahora no puede parar.

A pesar de todo, intenta hacer caso a los adultos, prestar atención y no meterse en problemas. En el salón la vemos sentada, pero si miras detenidamente debajo de las butacas, veras que es la única que no puede tener quietos los pies, están siempre tan inquietos que Sofí piensa que algún día, estas tomaran vida propia y la obligaran a bailar tanto que las piernas le quedaran como la punta de un lápiz cuando le sacas mucha punta.

Su cabeza siempre está en no sé dónde, pero nunca en las matemáticas, se sabe las tablas, pero cuando le preguntan en clase que dé una respuesta dice siempre «Si estoy bien” o “Presente”, pero no podemos culparla hasta yo estaría en la luna; matemáticas, a que niño normal le gustan. A consecuencia de esto Sofí siempre logra sacar de quicio a sus maestros, pero al final ellos han aprendido a tenerle paciencia y a entenderla. Sus compañeros de clase felices por sus ocurrencias, logra que estudiar y aprender sea menos pesada y aburrida Además nuestra protagonista es muy popular en la escuela.

Teme que cuando llegue a los diez años de edad y ya no tenga más energía se convierta en su Tía Paky, una mujer tan lenta que hasta una tortuga le ganaría a llegar a cualquier lugar, come tan lento su tía que se queda dormida con bocados dentro que es tan asqueroso para Sofí, que termina cediendo su postre al mejor postor, y cuando se ríe su tía, lo hace tan lento que pareciera ser un perezoso. No es por maldad, pero Sofí siempre le hace travesuras a su tía cada que viene de visita, es inevitable, es el blanco perfecto, sale de casa con lentes dibujado o con un mostachón que a su padre lo mata de la risa. Lo bueno es que siempre traen a su tía en auto, porque si viniera caminando es probable que llegue cuando Sofí tenga cuarenta años de edad y para Sofí eso es una eternidad.

Lo único que mantiene en calma a nuestra protagonista es un buen libro, pero no cualquiera, debe ser único, así como ella, esos libros que la lleven a imaginar lugares imaginarios, que le provoquen la emoción de crear o de hacer algo y porque no hasta de jugar. Si vieran su recamara esta, está repleta de libros, de todos los tamaños y colores, olores, formas y grosores, pero como toda buena lectora tiene su favorito, uno de pasta dura, claro para que le dure toda la eternidad, habla de una niña como ella, incapaz de estar quieta ni por un segundo, pero con la imaginación de todos los niños del planeta, narra como ella al crecer se convirtió en cohete en el espacio, y otras veces en nubes, y nuestra querida Sofí sueña con ser como ella, ser un pájaro, una mosca, ya saben ellas nunca dejan de molestar y ellas tienen una pila integrada en las alas que nunca termina o eso cree Sofí.

Y como toda historia para niños, esto debe llegar a su final, y claro este relato terminara con un “Y vivieron felices”, aunque hay algo que debo confesarles antes que esta historia termine, es que nuestra querida protagonista Sofí, es una niña que fue diagnosticada con Síndrome de Down, pero esta historia es tan única como ella, que solo importa sus sueños, sus pensamientos únicos e inesperados, así como sus ocurrencias y risas.

Ahora que ya saben la verdad de nuestra protagonista, solo puedo decir, FIN esto se acabó, excepto la energía de Sofí, su batería, como ella dice, duraran toda la eternidad, ya sea como una mosca invisible, o como las nubes que van y vienen…

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