La espalda de mi esposo casi como nueva, lista para otros brinquitos de tigre; mis propósitos de hacer ejercicio como cada año, van agarrando fuerza, un poco despacio pero ahí la llevo, pero eso sí, la natación es lo mío, y con mis flotadores que uso, sigo siendo la monada del lugar y no crean que me refiero a mis lonjas o pompas si no a esos flotadores de brazo de Bob esponja que me dan una personalidad que para que les cuento. Me di a la tarea de tomar más agua, más no falla que se cuele de vez en cuando una cervecita bien fría o con menos frecuencia un vaso pequeño con Coca Cola (que la verdad estoy haciendo el sacrificio de mi vida, porque esa bebida es como mi droga).
Estoy escribiendo como si se me fuera la vida en ello, tengo nuevas ideas para mi página y para el siguiente libro, la presentación de mi libro ha sido pospuesta nuevamente (a cómo va esto, cuando tenga ochenta años de edad presentare mi libro) la nueva cepa otra vez vino a arruinar mis planes: TE ODIO PANDEMIA. Aquí inserto un respiro cargado con toda la ira que me he guardado desde que comenzó lo del COVID…
Sin embargo, mi nuevo curso también está a punto de comenzar, que, si hablamos sobre esto, debo confesar que estoy muerta de miedo y no tanto por si saldré bien parada o no del curso, estoy segura que no lo reprobare, pero mi miedo es, desesperar desde un inicio a mis maestros, siempre tengo millones de cuestionamientos, ideas locas y miles de dudas, que claro para eso es la escuela, pero es algo que en mi personalidad me aterra, no quiero convertirme en la alumna encajosa y mucho menos la que acaba loca por un curso que no es tan sencillo, pero debería serlo para mí.
Este nuevo curso es de corrector editorial, sé que suena espeluznante algo así como cuando escucho la palabra dieta, y así es como me siento, es que con tanto que tengo que hacer, ahora enredarme con algo más, no sé si pueda, pero este curso me servirá bastante, ya que podré hacer mis propias revisiones, lo malo es que conociéndome (suelo ser muy perfeccionista) saldré peleada conmigo misma y hasta se podría esperar que termine con múltiples personalidades, una la buena, otra la mala, y otra la loca, esperen creo que ya los tengo, entonces si tolerare trabajar para mí misma. Además, este curso ayudara a que mis escritos sean más coherentes y más fuertes, el trabajo de mi editorial será más rápido y por supuesto que mi vocabulario será menos floreado algo que me sale tan fluido y natural.
Así que estoy hasta las pestañas de actividades, y si a esto le sumo que al estar tomando más agua he tenido que convertir al baño como mi lugar favorito, ya que al inicio perdía mucho tiempo yendo tan seguido, aquí es donde me di cuenta que el baño es el espacio ideal para encontrar inspiración, todo fluye tan delicioso, la imaginación fluye de la misma manera y he escrito con una fluidez que he pensado montar un pequeño escritorio para trabajar desde ahí la mayor parte de mi tiempo, sé que suena sucio, pero si lo piensan ese espacio es tan íntimo y tan callado que solo se escuchan tus pensamientos y suspiros, pero lo difícil de esto es que solo hay un baño en casa y no falta que cuando más inspirada estoy no falta que el marido o la hija venga y toque desesperadamente porque ya no aguantan.
Ahora entiendo a esas personas que entran al baño a leer, fumar o revisar su celular, hacer eso mientras uno va a descargarse hace que todo fluya mejor y satisfactoriamente, pero bueno cambiando de tema antes de que me censuren, es que la realidad de estos días es esta: Uno cree que las cosas al inicio de año deben ir tomando su forma, y para muchas personas así es, pero en mi caso, la estabilidad no existe en mi vocabulario y mucho menos en mi día a día, ni mi mente lo asimila, porque si entraran en estos momentos a mi cabeza se darían cuenta que nada está en su lugar, mis neuronas corriendo por todos lados y muy probable todo en blanco y lo único que habría sería un gran letrero avisando el peligro y de cómo entrar en pánico.
Y es así que está actualmente mi cabeza, tan loca como siempre, pero esta vez me ha llevado a olvidar muchas cosas: deje encendida la estufa y en ella una olla con aceite, no exploto de milagro y al final solo paso que me quede sin uñas por tallar tanto esa mugrosa cacerola; pienso que el día de hoy es tal y resulta que es otro día de la semana, he dado mal mis datos a la gente y a los doctores y el colmo es que he ido al doctor pensando que es dia de cita y resulta según yo, que los doctores están en contra mía, porque terminan diciendome que ese dia no es, si no hasta la semana siguiente.
Ya sé, es todo un revoltijo, y eso que soy la mujer de las mil notas y recordatorios, lo malvado de mi parte es que normalmente olvido leer esos apuntes. Lo que nunca olvido o se me pasa, es encontrar esos momentos de gran inspiración, ya sea pegada a mi ventana observando pasar a esos jóvenes guapetones enchamarrados o viendo la vida de mis vecinos (y no, no soy chismosa), y tampoco se me pasa el molestar a mi chico tecnológico, eso lo recuerdo perfectamente sin la ayuda de ningún recordatorio o nota, la verdad es que he pensado que esto lo hago más como diversión y como terapia, pobre de mí chico, que alguien lo ayude.
Y por supuesto nunca he olvidado molestar a mi pobre familia, mis ocurrencias son tan locas que ni dormida me detengo, si no pregúntenle a mi marido. Pero sinceramente amo a mi familia y la admiro, porque teniendo a alguien como yo en sus vidas y no perder la paciencia si no todo lo contrario, es como haberse ganado la mejor lotería del mundo. Son personas tan capaces que podrían gobernar el mundo en un cerrar y abrir de ojos.
Nunca me he ganado nada, así que me siento afortunada por tener a mi lado grandes personas, y no exagero, ni un chicle me he ganado, cuando juagamos algún juego de azar o simplemente la lotería mexicana, cuando alguien ya grito yo apenas puse mi primer frijolito, y jugar a la lotería o al ráscale, es más fácil que me gane unos kilitos de más solo por respirar a que me gane, aunque sea el reintegro. Mi suerte es como mi vida, inexplicable y extraña; y como soy tan olvidadiza es capaz que el dia que nos ganemos algo, jamás encontrare el boleto ganador, porque lo habre guardado tan bien que nadie lograra ubicarlo, así que mejor no me arriesgo.
Así que creer en la suerte de ese tipo tampoco se encuentra en mi cerebro, pero lo que sí creo y suena un poco loco es en las supersticiones, crecí en una familia que me educo con ciertos mitos, que, si son verdad o mentira, no lo sé, pero no me quiero arriesgar, porque insisto si de por si soy como soy, dudar de eso creo que me daría una vida más catastrófica, así que nunca me verán poner mi bolso en el piso, si de por si no gano mucho no vaya ser que se me escape; trato de no pasar debajo de una escalera, aquí es más por seguridad que superstición, uno nunca sabe en qué momento un pendejo tire o se caiga de la escalera, imaginen me cae en la cabeza y me dejen peor, mmm, no gracias; y lo que jamas de los jamases hago o permito es que alguien me pase el salero de mano a mano, imaginen porque.
Así que poner mi suerte al azar siendo la mujer más despistada, ansiosa, nerviosa, extraña, sería lo peor que le pudiese hacer al mundo, así agradezcan que aún no haya empezado el apocalipsis por mis razones, mas mi suerte es ser como soy y agradezco esa fortuna, y esa nadie me la compra, vende y mucho menos regala, así nací y soy la mujer más feliz del mundo, y auqnue no me gane premios materiales, tengo el mejor reaglo del mundo: Mi proopia vida
Más bien pido suerte para aquella persona que tenga el gusto de conocerme, la sueete de que no pierda los estribos con mi manera de vivir y ser, y la suerte de no logar que le colme su paciencia, al gardo que quiera salir huyendo de mi, gritando por ayuda… pero a pesar de todo esto, mi inicio de año ha sido muy típico de mí, mi vida comienza a agarrar ritmo y vuelo; solo me queda respirar y repetir uno de mis mantras favoritos de casi todo el año “Todo lo puedes y si no que se chingue…”
