No ando perdida en París, ni varada en un aeropuerto de China, y mucho menos ando cargando un balón como amigo (¡Sr. Wilson!), en estos momentos estoy sumergido en mi propio mundo de la locura, papeles y estrés…
Después del gran viaje sorpresa, me sorprende que siga de pie y viva, y lo digo porque mi familia estuvo a punto de colgarme de la punta de la Torre Eiffel. Se supone que íbamos a tener las vacaciones perfectas, pero sabemos que en mi vida y vocabulario la perfección como tal no existe y ni existirá jamás, pero en este punto de mi vida uno espera un viaje más tranquilo, y aunque no tuvimos mucho tiempo para prepararlo, se suponía que yo tenía todo bajo control, algo que amo hacer, pero el viaje se tornó en una locura. Para no hacer el cuento largo, les resumo el viaje: Perdimos una noche de hospedaje en Ámsterdam porque no revisamos bien cuando planee el viaje a Paris, así que el día de Ámsterdam nos la pasamos en aeropuertos y corriendo como locos para no perder los vuelos , y con la suerte que me antecedió, estuvimos a punto de perderlos. Así que perdímos una reservación, un tour y los boletos para un museo. Luego en París, nos pasó de todo, nos perdimos, caminamos como locos para no llegar a ningún lado, encontramos muchas atracciones en renovación porque ahí se llevarán a cabo las próximas olimpiadas, muchas manifestaciones, y podría seguir con la lista…
Cómo es que sobrevivimos, solo el de allá arriba lo sabe. Pero al final debo aceptar, fueron unos días de descanso como nunca, porque a pesar de todo, nos divertimos muchísimo, reímos como nunca, experimentamos como locos, las aventuras nunca nos faltaron, y los recuerdos se han quedado plasmados en la piel, corazón y en la memoria. Aunque eso sí, pobre de mi familia y de los parisinos, porque casi los vuelvo locos y casi provoco una segunda guerra de pasteles; no me echaron del país porque son unas personas lindísimas los franceses, pero creo que ya tienen en sus aeropuertos esos letreros de: Se busca o, cuidado con esta señora no está bien de sus facultades mentales. Pero en conclusión fue un viaje inesperado pero muy deseado, pude confirmar mi amor por París, y debo decirles que esos dioses griegos (chicos parisinos) me llenaron de mucha imaginación e inspiración. Vengo con miles de kilos extras (yo creo que por eso al avión le costó despegar), porque la comida fue exquisita y como soy amante de la comida, pues no pude resistirme.
Y aunque regresé muy cansada del viaje, es que mi condición física apesta, vine con toda la pila recargada al mil por ciento. Y aunque no han sabido mucho de mí estos días, he estado trabajando como loca en mis nuevos escritos y en mi siguiente libro. Además, tengo que aprovechar toda esta inspiración que me traje de Europa (mi esposo no me dejo traerme un muso francés).
Así que he estado viajando a miles de lugares en mi cabeza, París, México, planetas, Chicago, he estado saliendo con miles de hombres y me he convertido en perro, jirafa, monstruo, fantasmas, en sombra, en miles de mujeres tan diferentes y creo que hasta más locas que yo, etc. He estado viajando en mis propios mundos que he olvidado un poco mi realidad.
Y pues hablando de realidades es aquí donde comienzo a gritar como loca, empiezo a jalarme los pocos pelos que me quedan, entro en pánico y comienzo a llorar como La Llorona, es que la realidad es que hay mucho que hacer, está a la vuelta de la esquina el cambió del que tanto les he hablado últimamente, ¡Nos mudamos!…
No sé cómo no he perdido mi cordura, el miedo está a flor de piel, y estoy como un volcán a punto de estallar. Papeles aquí y allá, despedidas, tramites, esperas, gritos, ventas, cajas, mis cosas, llanto, estrés, más papeleo, mareos, quien soy, a donde me llevan, no me quiero ir Sr. Stark, ¡Ahhhhhhhh!.
Soy de esas personas que ama viajar, y estoy dispuesta a miles de cambios, pero pienso que llega un momento de nuestras vidas donde el confort se adueña de ellas, y así me encuentro actualmente, no quiero dejar está comodidad que me está dando Chicago, mi editorial, entre otras cosas. Además, he estado pensando que ha llegado ese momento de la vida en la que solo quiero una cosa: «Estabilidad». Ya no me veo como nómada, y pensé que ya habíamos encontrado ese espacio donde nadie nos movería jamás.
Solo espero que este nuevo lugar sea por fin eso que tanto anhelo, eso que imagino para mi futuro, ya saben, quiero despertar un día asomarme por la ventana y gritar de alegría y que mí vecino, un niño, le diga a su mamá: -Mira mami, ya va a empezar la “Loca del barrio con sus cosas”-, y que después este niño le cuento de mi a sus hijos y nietos y así mi fama crezca, claro también con mis libros. Se que pido mucho, pero creo que muchos queremos eso para nuestros futuros.
Pero como no hay nada escrito como tal en mi futuro cercano, no me queda de otra que prepararme mentalmente, físicamente, y más que nada emocionalmente para poder dejar todo esto que amo atrás y comenzar desde cero en este otro nuevo lugar.
Y aunque estoy algo emocionada, ya quisiera que este martirio de espera termine de ya. Es que nos tiene con el Jesús en la boca no hay avances y todo a mi parecer es muy lento, y como no tengo paciencia, mi cabeza esta vuelto un mar de preocupaciones, esto ya parece como un episodio más del FBI, son tantos documentos que necesitamos de todos lados, que cuando uno se da cuenta, ya ni sabe uno que tanto falta. Y así fue con los documentos con el FBI, tardaron tanto sus cartas de antecedentes penales que nos han pedido, que mi cabeza llegó a pensar que con todo mi historial no me dejarían salir de los Estados Unidos y que más bien la carta que me llegaría de ellos era para reclutarme en un manicomio; al final llegaron y no se preocupen aún seguiré en casa, pero lo demás sí sigue en espera. Y ahora que lo pienso creo que el FBI tardo tanto porque estaban negociando mi salida con el otro país, hasta me imaginé como hubiese sido esa reunión
FBI -Por favor llévensela, cuanto quieren por ella, si quieren nosotros mismos la llevamos, etc.-.
Y el otro país así de –En que lío nos estamos metiendo-. Espero que de verdad no estén pensando eso en el nuevo país, pero siendo sincera no tardarán mucho en decirlo de verdad (inserto aquí mi llanto y risa de vergüenza).
Así que, si me vieran en estos momentos, me verían enterrada en mis libros, documentos, miles de cajas, en mis miles de dudas, en mis miles de universos en donde quisiera estar ahorita…
Entonces, si ven a una mujer hablando sola, llorando, gritando, convirtiéndose en león, fantasma, árbol, etc., corran y lo digo de verdad, corran, porque sí seré yo y no dudare está vez en convertirlos en algo loco en mi universo del toriverso de la locura.