Categorías
Relatos Cortos

Liberación

Cómo negarse a tal tentación, cuando ya me ha tocado y seducido. Entregarme sin censura, desmoronando mi moral y cordura. Amo esta oscuridad, y de lo que me ha despojado.

Mi boca sabe a esa negrura, y su amargura la escupo a través de mis hendiduras. Mis ojos perdidos están, aunque eso no importa ya, lo estoy pasando bien.

Esta ira me envuelve. Tiembla mi decencia. Irrumpes la estancia, y ahí estas con esa mirada malévola que lo devora todo. Amas mi rabia y lo qué corrompe. Me aterras, pero seduces también.

Te has metido en mi mierda, así que disfrútalo, cariño. Embárrate conmigo y quedémonos ahí deambulando entre la nada y nuestra pasión. Solo somos carne. Vagamos como locos en esta oscuridad, y tú lo gozas.

Salir y dejar esta sensación, no, nunca, me he estacionado aquí; y aunque lo dudes tú has sido mi transporte, así que, los dos permaneceremos flotando en la inmundicia de esta vida.

No escuchamos ruido alguno, excepto nuestra respiración ahogada. Explora a mi lado, no tengas miedo, húndete conmigo. Arde algo entre nosotros. Abre tus ojos y no me sueltes. No hemos caído aún. Deja que fluya en ti y consumámonos en esta negrura. No es egoísta esto, solo es liberador. Siente mi furia y transfórmala en magia. No veas hacia atrás, avanza conmigo, que la soledad sea la que nos encamine.

Ya no pesamos, somos libres, esta energía corre y no hay quien la pare. Dispara con todo. No seas mi ancla, suéltame y acompáñame al final. No estamos cegados. El miedo y el dolor se esfumaron entre nuestros cuerpos. Esto no es cobardía, es valentía pura, eso que deseaba y ansiabas. No somos los demonios de nadie, simplemente nos consumimos en nuestra propia existencia.

Tormentas, gritos ahogados, nada nos perturba, solo somos tú y yo, así como en el inicio del todo. Gime sin parar, déjate arrastrar, no lo pienses más.

Perdona mis arrebatos e introdúcete en mi mundo que he creado para los dos. Nadie nos dañará aquí. Somos libres. Ama mi soledad, ama esta oscuridad que me consume y te destruye. Hay que evolucionar, seamos malos y crueles; que nuestra propia naturaleza florezca entre estas llamas que nos consumen.

Sé mi escudo, mi salvavidas. Acompáñame a través de mis miedos, de mis locuras, por medio de mis deseos más perversos. Ven y siéntelo, cariño, no te detengas. Absórbeme y vuélveme a escupir. No tengas miedo, de esto estamos hechos, temor y soledad. Y este furor que nos consume, úsalo sin dudar.

No soy tu demonio, pero sí tu guardián. Tan solo déjate llevar.

Esto eres tú, soy yo, somos uno; la tormenta y la resistencia. No temas, aquí estoy. Soy tu liberación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *