No piensas, estás ahí, de pie, contemplando las nubes pasar. La gente te empuja, y solo te mueves a sus ritmos.
Observas y te meces. El cuerpo lo va sintiendo, y tus pies se han vuelto raíces. Las nubes van y vienen.
La ola de personas no se detiene, no te miran, te jalan, te tiran, te aplastan. Mientras, flores comienzan a brotar de tus senos.
El viento acaricia lentamente tu melena cobriza. Poco a poco vas remendando tus tristezas. Y pasa esa persona que te roza con cariño.
Tus piernas ahora son troncos, tan perfectos. No buscas huir. Y no dejas de admirar el cielo matutino.
Te han visto, y han corrido. Te han tocado y te han ensuciado. Te han abrazado y te han destruido. Pero, tus flores siguen intactas.
Le sonríes a un perro que está a punto de orinarte, observas con tranquilidad el vuelo del pájaro que acaba de mancharte. Lo disfrutas, para eso estas.
Han brotado pequeñas hojas de tus brazos. Lo vas sintiendo. No luchas, ya lo hiciste por mucho tiempo.
No para el ir y venir de la gente. Intentan no verte. Te temen. Eres tan hermosa. Nuevas flores coronan tu cabeza. Ese olor a quietud te adorna.
Te quieren quitar de tu lugar, ese que has hecho ya tan tuyo, ese que consideras casi un hogar. Pero, no te mueves. Aférrate a lo que sea.
Esconder ya no es la solución. Y sale un brillo como nunca de tus maravillosos ojos ciegos, y han caído a tus pies.
Se acerca un niño, y te admira con esa inocencia que hubieses querido tener de pequeña, esa que el mundo te ha arrebatado. Ha cogido una de tus ramas, te abraza en silencio. Y tu copa frondosa comienza a llorar.
Brillas como sol.
Llega la calma, la gente se ha detenido frente a ti. El viento sigue meciéndote, tan tranquilamente que comienza a adormecer a tu gran público.
Y ahora te ven, te tocan sin dañar, quieren darte esa oportunidad. Pero, te has vuelto una más de los invisibles.
Sacudes tus ramas, bañas a todos con tus miedos y te liberas de ellos. Los mojas y los arropas. No serás menos que ellos. Y brillas como nunca.
Ya no eres invisible. La ceguera de todos comienza a desaparecer. Y floreces de una manera, de la cual nadie había visto.
Te toman con cariño, te abrazan y se arrepienten. Las nubes siguen su rumbo, van dibujando tus anhelos.
Ya comienza a anochecer, y la gente se mueve despacio. Se detienen, te observan, te tocan, te admiran, a algunos los deslumbras, otros se han acostumbrado a tu luz.
Entonces ocurre. Alguien te toma de tu rama, se engancha a ti, es tan perfecto como tú. Le faltan tallos, pero sus flores son preciosas, tanto que, nadie ha podido dejar de observar.
Te toman del otro extremo, uno que le falta una parte de su tronco. Y así, sucesivamente.
La gente se asusta. Pero, ahora eres más valiente. Ya no estás aislada. Los miedos se comparten. Las carcajadas resuenan más fuerte. Y comienzan a andar como si fueran uno solo. Ahora te respetan; ya perteneces.
Por fin recuerdas el motivo de florecer por ti misma; tu luz baña al mundo como si fuera oro.
No eras tan distinta, hay más parecidos a ti rodando por la tierra.
La gente es ciega de naturaleza. Se asusta fácilmente y huye de lo que creen que es desconocido. Pero un árbol con raíces fuertes como tus piernas jamás pasaran desapercibidas.
Sigue admirando el cielo, lo imperceptible, lo diferente.
Tus hojas son pequeñas, pero ya crecerán.
Aférrate a la tierra, que sea tu hogar siempre.
Brilla pequeña niña-mujer.
Brilla más que el sol.
Brilla por encima de todo.
Brilla como sea.
Brilla, solo brilla..
Una respuesta a «Brilla»
Que Dios y María santísima bendigan tu salud y tengas una pronta recuperación, y q aDios te siga Dando mucha sabiduría y te guarde este Don tan maravilloso de tus relatos e historias hechas poesía no terminen nunca , un fuerte abrazo ????????????????❤️y tengas un lindo y bendecido día ????????❤️