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Diario de una Ansiolitica

Diario de una Ansioloitica – Año Nuevo, Nuevas cosas, pero… ¿Mismas Ansiedades?

Buenos días de descanso tuve: estar con la familia, abrir regalos, lloriqueos, risas, dramas (obvio por parte mía), comida por montones, pijamas divertidos, vestuarios estrafalarios, dulces, bebidas, alcohol, mucho frio (que esperaba es Chicago), por fin algo de nieve y por supuesto esos largos, tediosos, pero deliciosos recalentados que si miraran mi congelador descubrirían que tengo guardado un poquito de lo que quedo de la cena de Navidad y algo que se coló de la cena de Año Nuevo, así que creo que comeremos esto hasta la Candelaria. 

Después del estrés de si saldría todo bien para estas festividades, la Navidad estuvo fabulosa, me esmere con la cena, un lomo de cerdo a las hierbas, aun puedo olerlo, esa crema de calabaza que tanto amo, que con una cucharada te deshaces por completo por su exquisites y el postre, mi parte favorita de las comidas, unas magdalenas de mandarina, que solo de recordarlas hacen que vuelva a sentir casi un orgasmo alimenticio (eso existirá); pero como siempre me emocione e hice tanto que pude dar de comer a toda la colonia.  

Bailamos como nunca, cantamos, brincamos y esas fotos familiares con nuestros pijamas navideños, hizo que la noche fuera más que perfecta. Claro a la mañana del 25 de diciembre, yo ya estaba despierta a primera hora como niña pequeña, y como siempre fui la primera en abrir mis regalos, uno de mis regalos me dejo emocionada pero estresada al mismo tiempo, ya que por fin me dieron mi Kindle, un lector para libros, y aunque fue algo que deseaba tanto, mi cabeza comenzó a darme lata –con tanto que tienes que hacer este año, tienes un nuevo dispositivo para perderte por mucho, mucho tiempo leyendo y lo demás se te atrasara como siempre, piensa en eso- así que mi reacción fue un poco no muy agradable, pero tendré que hacerme tiempo para lograr todo, sé que será un reto pero puede ser un buen propósito para este año. 

Año Nuevo, fue igual de fantástico, la cena de rechupete, unos camarones que tronaban al morderlos y que se deshacían en la boca, una ensalada que combinaba tan bien con el plato principal, y el postre no se diga, creo que me emborrache de tanto que agarre, una gelatina de Baileys que hizo mi hija (hasta me sorprendió de lo buena que quedo); pero no todo fue perfecto en esa noche, ya que por fin nos decidimos salir a ver los fuegos artificiales al río y al lago, pero como siempre la naturaleza tiene algo en contra de mí, ya que una neblina se estaciono toda la noche haciendo imposible disfrutar de los fuegos como nos hubiese gustado, y nuevamente me cuestiono si esto tiene algo que ver con mi maldición familiar. 

Es que de verdad es muy gracioso, porque soy de esas personas que aman ver esos fenómenos naturales, pero mi suerte es tan mala que ya me la se: que habrá eclipse solar, nublado, que habrá lluvia de estrellas, lluvioso, que la luna estará como nunca de grande y brillante, neblina a por mayor, que habrá nubes raras y esta despejado. La verdad siento pena por toda esa gente que no ha podido disfrutar de esto a consecuencia de mi (o eso creo que es por mi). 

La verdad no sé de qué me asombro cuando sé que así son mis día a día, lo que normalmente espero nunca es como lo quiero y lo espero, pero a veces uno desea que fuera como uno no espera o en mi caso de esa manera que si espero. Pero mi familia esta tan acostumbrada a esto, que el día que no pase algo, ese día podría ser el inicio del apocalipsis. Así que auguro un buen año para nosotros, ya que con eso raro que me pasa, que algo peor nos puede suceder durante el año venidero, y sumándole que termine el año en el hospital, y entramos al año parando al hospital, que más nos pudiera pasar. 

Así es, antes de Navidad me hicieron volar por los aires lastimándome el brazo derecho, y como ya lo platiqué, mi drama que hice fue épico, pero para la cena navideña ya estaba como nueva, pero unos días antes de año nuevo mi esposo, el valiente (más bien terco), decidió salir a comprar unas cosas al centro vestido como si estuviésemos en primavera, resultado, un aire en la espalda aunado con un dolor muy fuerte de la ciática, que al parecer tuve yo que ver, al parecer la noche anterior a esto, un movimiento un poco loco se lo provoco (no pregunten como, mejor imagínenselo), así que a inicios de año tuvimos que parar nuevamente al hospital. Hasta he pensado que el hospital ya debería de poner nuestras fotos en la pared de la entrada resaltando que somos los pacientes del año, en especial yo.  

Podría pensar que comenzamos el año con el pie izquierdo, pero más bien lo comenzamos a mi manera, ósea a lo Tori. 

Pero mi verdad es que no llevo ni 3 días de este año y mi lista de preocupaciones y quehaceres ha crecido a tal manera, que solo de pensarlo ya me dio el telele como diríamos los buenos mexicanos, y es tan larga esa lista que he pensado en hacerme con ella un papalote o un avión y huir de aquí como fuese o tal vez hacerme un gorro bonito, para verme estresada y talvez un poco loca, pero Fashions.   

Y si le sumo a este rollo de cabeza que tengo, que este año llego a los temibles cuarenta, (oh por Dios). Ahorita lo estoy tomando de la mejor manera, digo aún falta un mes y además es solo un número más, es como esos números que veo normalmente en mi bascula, así como vienen se van, aunque la edad (respiro muy hondo) … Cuarenta, suena a mucho, ya hasta comencé a sudar y eso que aún no llego a la menopausia, pero siendo sincera asusta un poco, seré una CUARENTONA. 

Mejor cambio de tema antes de que salga corriendo a llamar a mi terapista, y le prometí al pobre que le daría unas pequeñas vacaciones, yo creo que ni mi salvador tecnológico podría con esto. Pero como no asustarse de esta edad si uno ve, escucha, lee, nos dicen, etc., que a esa edad es cuando comienzan los verdaderos achaques, aunque la verdad esas siempre las he tenido; que se cae todo de su lugar, que la gravedad hace de las suyas, no suena tan mal, más si mi esposo está detrás de mí, ahí sí que se caiga lo que quiera; que uno empieza a dudar de todo, hasta de lo que quiere o desea, bueno eso es mi vida de diario; que uno sube más de peso y es más complicado perderlo que ganarlo, ¿se puede pesar más?; que empieza la crisis de los cuarenta, si lo pienso a mí me empezó esa crisis desde los veinte; que uno empieza a olvidar más fácil todo, ¿perdón, dije algo?. 

Así que cuando lo pienso creo que no estará nada mal esta edad, además creo que me he ido preparando para esto desde que nací.  

Sin embargo lo que me trae un poco mal estos días es que mis nuevas ansiedades o tal vez sean las mismas, están regresando bastante fuertes y no es por lo que me pueda deparar el futuro o la lista de pendientes que ya me cree sola, si no que nuevamente la pandemia se vuelve parte esencial de mi vida, y ese miedo a contagiarme o contagiar está a flor de piel, y no es porque este bicho ya no existiese, pero nos había dado una pequeña tregua y la vida comenzaba a regularizarse, pero parece que a este bichote le gusta ser como yo: insistente y molesto a no poder. Y aunque hemos seguido todos los lineamientos sé que nadie está exento de enfermarse y a como soy yo o mejor dicho mi mente, pues ya me imaginé todos los escenarios más fatídicos que uno puede imaginarse. 

Además, se supone que este año ahora si viene la presentación del libro, y ya no quiero más retrasos, también vienen nuevos proyectos entre ellos un nuevo libro, nuevos cursos (yo sola me complico la vida) y tal vez hasta un cambio de residencia durante el curso de este año; mi editorial como siempre encima de mi para seguir dándome publicidad, pidiendo nuevas cosas y avances, entre otras cosas; mi hija programando viajes que son muy probables no se hagan y eso me rompe el corazón, mi marido con nuevos proyectos y ahora con sus nuevas dolencias.  

Y aquí es donde hago una pausa larga, respiro y me concentro, intento decir mi mantra (todo estará bien, que todo se vaya a chin… su madre), pero miro hacia el futuro, y como diría mi querida profesora Sybill Trelawney de la saga de Harry Potter (da la clase de adivinación), todo lo que veo es caos, dramas, locuras, estrés, mil preguntas, mil razonamientos, miles de dudas… después de razonarlo me digo, pues será un año muy normal, será como todos los anteriores, de que me asusto. 

Ahora sé que mis inseguridades, ansiedades viejas y nuevas, nuevos pensamientos y mis malos pasos y metidas de pata siempre estarán en mi camino, y que más puedo pedir, es lo que soy, es lo que me hace ser Tori, y es lo que me hace seguir con más fuerza en esta vida de locura. Además, el simple hecho de pensar que tendré doce meses nuevos para mí, y tener la oportunidad de hacer nuevas locuras, más dramas, crear nuevos escritos, poder seguir teniendo una imaginación sin fin, poder hacer feliz a mi familia y a mí por supuesto y claro volverla más loca (se podrá), sacar de quicio a mucha gente, en especial a mis doctores, lectores, nutriólogo, terapista, etc., realmente me hace pensar y afirmar que este año también será magnifico, además, que sería de la vida sin un poco de drama. 

Así que, si ven a una mujer, con mil ropas (claro es que ahorita hace muchísimo frio) y gritando de felicidad o tal vez de locura o enojo, furia o que se yo, corran, porque si, seré yo. 

Solo me queda desearles que tengan una: Feliz, estresante, y loco año. 

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