Ayer todos mis problemas parecian estar tan lejos, ahora parece que están aqui para quedarse…
(Los Beatles, Yesterday, 1965)
Este año tenemos un buen surtido de películas que están basándose mucho en el catálogo musical de un grupo en particular, como lo hemos visto en las biopics como Bohemian Rhapsody o Rocketman. No obstante, también nos podemos dar el tiempo de crear películas donde la banda sonora de un grupo este ahí… sin que lo esté en lo absoluto.
Y es lo que Danny Boyle (Quisiera Ser Millonario) intenta cuadrar en su cinta Yesterday, la cual tiene como protagonistas a Himesh Patel en su debut en el cine, Lily Collins (Cenicienta), Kate McKinnon (Ghostbusters), Joel Fry y las actuaciones especiales de Ed Sheeran y James Corden.

Jack Malik es un músico que no ha tenido la oportunidad de ser escuchado, lo cual lo está haciendo considerar la idea de retirarse, sin embargo, un inesperado apagón global causa que varias cosas sean olvidadas por el mundo. Malik, al ser atropellado por un camión, logra recordar varias de ellas, especialmente la música de The Beatles, lo que lo pone en una misión de compartir su música al mundo, pero, tan pronto como la música es considerada fresca y nueva por los oyentes, encontrará un serio conflicto entre lo que ama y fama que podría lograr con ese conocimiento.
Desde el momento que vi esta propuesta en el cine, estaba claro que le quería dar una oportunidad. Veremos que la trama se tornara de pronto en un conflicto, donde la elección entre la fama y la gloria o el amor y una vida pacífica envolvera al personaje principal asi que de pronto a Boyle se le comenzara a ir un poco la brújula a la hora de definir bien lo que quiere para Malik.
Es cierto, vemos una historia de constante ascenso para el personaje una vez que lo vemos tocar fond… perdón el suelo después de ser atropellado y de ahí tenemos que su primer acto define bien al personaje, uno que es bastante inestable, pero que se compensa al tener a un actor que sabe expresar muy bien la sorpresa, el desagrado o incluso el disimular bien que perdió dos dientes frontales (hay que decirlo, ver la carrilla que le tiran sus amigos es bastante gracioso aunque doloroso a la vista), de ahí que Jack Malik es uno de esos personajes que uno termina adorando, ver al clásico hombre que de pronto tiene algo que le podría dar toda riqueza material pero no sabe que hacer con dicho conocimiento.

Vamos, la forma en que Boyle intenta insertar la música de The Beatles en un mundo donde no existen, donde es complicado definir cómo Ed Sheeran pudo componer sin la influencia de ellos (y aún así, hacernos ver que se autoretrata como alguien incapaz de superar las mejores canciones de Paul McCartney) y que incluso se da el lujo Boyle de hacer algo que para los fans de la banda se consideraría una blasfemia, pero que logra ser uno de los mejores momentos de la cinta. Un momento que si sabe manipular bien es el complicado tercer acto y que sabe predecir bien a una conclusión honesta y satisfactoria.
También vemos ese eterno conflicto entre el artista y una industria que pretende manipular todo lo que el artista quiere mostrar, con el afán de venderlo a un público millenial, esa sociedad de consumo que tomará el producto y lo tirará, sin considerar el espíritu que el artista pone detrás de ello. Vamos, la sola escena donde vemos a Malik intentando grabar Hey Jude es uno de esos momentos donde realmente quieres unirte a Malik y lanzar una silla a los productores.
Lamentablemente, la cinta tiene un punto débil y ese radica en que el otro lado del conflicto, que es la relación entre Jack Malik y Ellie Appleton, su primer agente e interés amoroso, se siente conflictiva y con poca química. Realmente uno siente que si bien ella parece realmente tener una intención de ayudarlo en todo lo que puede, parece que en la segundo acto se le va por completo ese impulso y esas escenas en Liverpool se sienten como de relleno. Un golpe tan duro en esta parte del filme que hasta termina uno pensando quién fue peor villano en esta historia: si la dura manager que nos muestra Kate McKinnon, hambrienta de absorber la fama y talento de Jack o Ellie y su errática y sincera relación con Jack.

Es cierto, también tiene esa crítica irónica a la industria musical que no se cansa de explotar a los artistas e incluso hay una frase clave en la cinta «un solo hombre ha sido capaz de sacar lo que una docena de productores musicales son incapaces de hacer (aunque… sin afán de dar spóilers… fueron dos)». En medio de todo eso es divertido ver a un elenco de soporte que caricaturiza bien a elementos como el empleado de backup que tiene que andar apoyando al cantante en todo (incluso en su agenda y en cargar sus guitarras) o la forma en que dos personajes parecen saber algo clave en la historia.
Hay ciertos momentos en que la cinta cae en la lentitud y la falta de emoción, se siente que Boyle sufre para dar un mensaje claro al público millenial de ahora y de hecho, las audiencias más grandes lo entenderán con más facilidad. Pero el resultado final es una cinta bonita, con buena música, con un resultado satisfactorio, que no buscará más que dejarnos contentos de ver algo que supo llenar bien nuestro fin de semana.
Ya no digo nada de la banda sonora, porque quien ama a The Beatles, sabe que sus rolas son sensacionales, tanto aquellas que solo tenían un «yeah, yeah, yeah» bien acomodado como aquellas que realmente invitaban a reflexionar sobre la letra como «Help!» o «Yesterday», hay una o dos rolitas de Sheeran e incluso nos damos el lujo de oír una canción original del Cuarteto de Liverpool, claro, sin tocar la historia en si.
Calificación: 7
¿Que nos gustó?
- Historia bonita y fácil de seguir.
- Banda sonora cargada de Beatlemania.
- El desarrollo del personaje de Jack Malik como estrella pop.
¿Que no nos gustó?
- La falta de química en la parte romántica.
- Poca variedad de canciones.
- Algunos giros que no llegan a buen puerto.
Post-data:
Todavía quedará pendiente ver otra visión de un joven inglés influenciado por la música como ocurrirá con Blinded by the Light.