“Solo vi estrellitas corriendo alrededor de mi cabeza” …
Y llego el tiempo de sacar la podadora mágica y convertir este cuerpo boscoso en el desierto más lindo y sedoso que pueda existir. Debo decir que soy la mujer más feliz del mundo, por fin llegaron esos días donde puedo mostrar mi piernón loco, que en mi caso es, piernas de pollo, gordas de arriba, flacas de abajo. También ya llego está temporada donde hay que mantener limpia las ventanas, los ojitos, la sonrisa y el alma. Es la época que hay que tener listo los binoculares, y esos platos hondos para la baba que se me caerá de tanto ver a esos chicos musculosos sudados pasar por mi ventana. Y aunque me considero una mujer más invernal, he llegado apreciar más estos meses de calorcito, ya saben el vivir en una ciudad donde el frío prevalece casi seis meses, pues cuando llegan estos días sudorosos, uno los ama y los quiere como si fueran esa última coca cola en el desierto. Además, mi cuerpo ya salió de ese letargo invernal, y mi leona interior está como burro sin mecate en plena primavera.
Es que, como no adorar este temporal, digo quitando esas lindas vistas de los muchachones, la ciudad parece tomar una vida muy diferente a otros meses, todo está llena de colores, olores y sabores, y la verdad es muy lindo despertar, abrir la ventana y ver todo verde, lleno de mil flores y aves, y pues así quien no se anima a hacer más cosas. Hasta me he animado a salir un poco más de casa, además ya es momento de ir a corretear a esas personas que venden elotes y mil chucherías, y con esta inspiración, hasta corro los kilómetros que quieran.
Mi calma comienza a florecer nuevamente, muy lentamente, así como las flores de Chicago, lentas pero seguras, y a pesar de los días locos y estresantes que he vivido y los que sé que me faltan, este calorcito me llena de esperanza y buenas vibras, y aunque me he sentido muy abrumada, este temporal me ha ayudado mucho a calmar mi alma loca y desquiciada…
En mi trabajo con la editorial ha estado muy bien y realmente tranquilo, he estado trabajando a buen ritmo, y mi página aunque ha estado un poquito mal, no me ha llevado a perder los estribos como siempre, aunque si la he descuidado un poquito, porque como he tenido mucho que hacer con la mudanza, mis escritos han tenido que esperar, y pues no he tenido mucho tiempo para subir mis escritos, pero si debo decirles que he escrito un buen, y poco a poco las iré subiendo, y mi inspiración últimamente ha estado muy candente, así que no se vayan a asustar cuando lean algunos de mis escritos, porque vienen algo cachondos, es probable que este calorcito este haciendo de las suyas y mi termostato está subiendo mucho, lo malo es que lo estoy plasmando (inserte aquí cara muy sonrojada)…
Y pues hablando de la dichosa mudanza, pues está sigue su curso, así como mi locura con esto, digo ya tengo casi todo bajo control, maletas ya casi listas, las ventas de las cosas de la casa lento pero seguras, papeleos y tramites ya finalizados, las dudas y demás emociones más descontroladas que nunca, y mi paciencia perdida entre nubes, tormentas y caídas extrañas. Mis despistes andan al cien, y si no he incendiado la casa, es porque el de allá arriba me tiene bien cuidada. O si no he perdido la cabeza es porque la traigo pegada, y lo que realmente quisiera perder, eso si sigue bien pegado a mí, como estos kilitos de más, esas ganas de salir corriendo como vil loca, esas ganas de entrar en pánico, y de esas ganas de ahorcar a todo aquel que se ponga en mi camino, de esas sería muy feliz si me deshiciera de ellas de una vez por todas…
Y pues como ando como siempre, con mil ocupaciones al mismo tiempo, pues los accidentes no han fallado está vez (inserto aquí mi carita triste); la semana pasada por andar con las preocupaciones, con la cabeza en no sé dónde, pues volé nuevamente por los aires y mi pie de tortuga se doble de tal manera, que ahora mi pie derecho parece un tamal mal amarrado. Como paso, no me pregunten, creo que fue de esos accidentes realmente absurdos: Era temprano, desperté pero me sentía como zombi, la noche anterior del accidente habíamos dejado una montaña de ropa tirada en la alfombra de la habitación, mi cabeza pensando en todo menos en la motricidad de mis piernas y pies, así que camine rumbo a la puerta de la recamara, me trabe al caminar con la alfombra y la ropa, y como no quería caer tontamente, me agarre literalmente hasta con las uñas para evitar la caída, pero no conté que mi pie derecho se iba doblando de tal manera, que mi dedo gordito se dobló como vil quesadilla… grite como nunca, fue un dolor indescriptible, y por más accidentes sufridos, creo que jamás había sentido ese dolor como ese día, me sentí aturdida, la respiración se me fue un poco y solo veía puntitos alrededor de mi cabeza, algo así como en las caricaturas.
Agradezco que solo fue una fuerte contusión, y nada de huesos quebrados, solo como siempre mi dignidad quedo echa pedacitos. Así que mi despistes me ha llevado a estar en reposo nuevamente, tengo que tomar más medicamentos y usar hielo de la peor manera, en el pie y no en una buena cubita. Pero aquí no acaba esto de mis dramas cotidianos, como ya saben y como ya me conocen, no puedo estar quieta por mucho tiempo, y por más que me receten y me rueguen que debo hacerlo, mi cabeza dura opina todo lo contrario. El chiste fue, que no dure más de cuatro días de reposo (créanme lo intenté), ya andaba como calzón de piruja, de arriba abajo, es que hay mucho que hacer, y para no hacer más largo esto, pues resulta que el viernes de esa misma semana cuando salía del baño, nuevamente no sé qué paso por mi cabecita que no mando las instrucciones a los pies de que tenían que caminar, pues me trabe nuevamente y salí volando como siempre, la diferencia fue que está vez si caí como pino de navidad, solo falto que alguien gritara: Fuera abajo…. Lo bueno fue que no paso a mayores, solo un pequeño jaloncito, pero mi pie y lo demás no sufrieron más daño. Así que, a consecuencia de esto mi familia ha decidido pegarme a mi silla, cama, etc., para evitar accidentes extraños.
La ventaja de estos días es que me han consentido mucho, me he vuelto la jefa del lugar. Y aunque debería estar aprovechando este tiempo para descansar mentalmente y poner al día mi página, pues no he hecho nada de eso, me la he pasado buscando en mil páginas casas en renta, es algo que urge, o eso creo que yo. Que ilusión me hace esto, además soy de esas mujeres que disfrutan de este tipo de búsquedas, no sé qué tendrá, pero el ver casas, me llena de energía. Comienzo a imaginarme que soy uno de esos personajes que tanto amo que se dedican a arreglar casas de famosos o que se yo. Según yo, ya soy toda una experta en este tema, si me preguntan de fontanería sé que contestar, que si la pintura, que si la cocina, que la electricidad, etc., así que actualmente tengo abrumados a mi familia con tanta cosa, que sé que al final de nada me servirá y terminare pidiendo ayuda para buscar nuestro espacio.
Aunque si debo decir que me siento algo preocupada con el tema de las casas, es que me es difícil decidirme, y más ahora con este cambio, ya que mi cabeza comienza a pensar en mil tonterías, pero en especial en el miedo de volverme a encariñarme con un lugar. Se que el hogar esta donde está la familia, pero mi actual espacio es tan confortable, que me he encariñado demasiado con él. Y como he platicado, me encantaría poder tener ya un lugar más fijo, un lugar donde dejar un poco más de mi historia y de mi familia.
Pero en lo que llega este nuevo viaje, que está a la vuelta de la esquina, mi esposo y yo, ya hicimos una lista titulada “El tour de la despedida”, trataremos de hacer lo más posible y disfrutar de estos últimos de está increíble y hermosa ciudad. Así que cuídense, porque, aunque sea ágatas, en silla de ruedas o cojeando, andaré en la ciudad haciendo mis loqueras y escándalos, la verdad es, que no puedo dejar está ciudad sin hacer de las mías, así que de verdad tengan cuidado, si ven a una mujer con pie de tamal, pelos de elote, gritando y carcajeándose en la vía pública como loquita, huyan porque como sabrán si seré yo.
P.D. Lección aprendida, caminar antes de pensar…