Categorías
Relatos Cortos

Tú mi luz, y yo la oscuridad

Palpitaciones, movimientos involuntarios…
Respiras, tiemblas.
Tus manos son mías por un instante, así como ese pensamiento que dejas escapar entre suspiros.
Podremos ser mayores, pero el tiempo se detiene entre cada bocanada que nos damos.
Bailo para ti…
Tus cicatrices perfectas y tu lengua imperfecta son mi mejor complemento.
No corras, solo disfruta. Siente ese movimiento como esos dulces saltarines que tanto nos gustan.
Es como ir despeinados por dentro.
Las venas hablan, están a punto de reventar, gritan por más, no les neguemos la diversión.
Viajemos…
Esta historia se nos va, como esos trenes viejos de la estación de Cercedilla.
No tengamos miedo.
Quedémonos aquí, donde el tiempo y el mundo no dudan de ti ni de mí.
Hay que decidir ahora que podemos, en poco tiempo regresara nuestra cordura.
Algún día recordaremos estos días, no nos arrepintamos, el tiempo no perdona.
Juguemos…
Vistámonos, con ropa estrafalaria, con seda y lino.
Come lo que quieras, pero no olvides comer de mi sexo.
Nunca más nos olvidemos.
Que la chispa adecuada arda, y que nuestros, “Héroes del Silencio”, nos invadan
Tu corres y yo trato de alcanzarte. Congélate ahí, con el corazón en la lengua.
Abrázame…
Cierra los ojos lentamente, piensa que eres niño, y juega como lo hacíamos en la plazuela de Guadalajara.
Estamos rotos, la solución esta frente a nosotros, no somos dulces.
Desvísteme…
Mis manos te buscan desesperadamente, como si fueras ese último sorbo de aire limpio.
La gente esta loca, como mi mente en estos momentos.
Somos más que desconocidos.
Destruye mi escudo, acércate como nunca.
Amémonos…
Acerca tu oído y escúchame.
No suplicare lo prometo, pero no tardes en llegar, no seas como la lluvia que es tan esperada y que cuando llega solo moja un poco.
No te dejare solo, no está vez.
¿Es que no quieres ver? Estamos aquí.
Descúbreme…
Eres mi hogar. Mi viaje infinito, mis noches de insomnio…
Mírame, no te hare daño. Soy tu transporte, tu magia y tu ingenuidad.
Ya hemos roto todas las reglas, así que solo dame tu mano.
Destruyámonos…
Soy tuya, aquí y donde quieras.
Eres mío cuando quiera y como guste.
Tú, mi mejor recuerdo, mi mejor vivencia y mi mayor temor.
Te adoré, te quise y ahora te amaré sin ataduras, con tu locura y con mis demonios.
Solo somos nosotros. Esto es la ternura del alma.
Liberémonos…
Viajemos juntos, en un barco de papel, lleguemos hasta Madrid.
Se tú y yo seré yo.
Sin ataduras, sin miedo, descalzos por la vida.
Desnudos iremos, solo nos tapará la corteza de nuestro gran árbol.
Solo tú y yo
Ven y acércate a mi…
No prometo nada, solo te aseguro que mi corazón ingenuo y mi cabeza de demonio serán solo para ti.
Una vida bonita, para mí y para ti.
Tú, mi luz y yo la oscuridad.
Seamos verdad…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *