En la década de los sesenta, la comunidad afroamericana en Estados Unidos estaba en una situación difícil tras las muertes de Martin Luther King y Malcolm X. Diversas agrupaciones daban seguimiento a la búsqueda de la igualdad social y el combate al racismo. El grupo Black Panthers decidió irse a un extremo, lo que empujó a las autoridades a tomar decisiones poco ortodoxas, pero ¿cómo fue que ocurrió su caída?

Nominada a seis premios Oscar y ganadora del Globo de Oro a Mejor Actor de Reparto, Judas y el Mesías Negro estuvo un mes en HBO Max y les presentamos nuestra revisión.

  • Titulo original: Judas and the Black Messiah
  • Género: Drama
  • Año de estreno: 2021
  • País: Estados Unidos
  • Director: Chaka Khan
  • Protagonizan: LaKeith Stanfield, Daniel Kaluuya, Jesse Plemons, Dominique Fishback y Martin Sheen entre otros actores.
  • La encuentras en: HBO Max

Basado en hechos reales, un ladrón de autos llamado William O´Neal ha sido atrapado por el FBI y, a cambio de su libertad, es infiltrado en el capítulo de Chicago de los Black Panthers y acercarse a su presidente, Fred Hampton, para poder vencer por adentro a la organización. Sin embargo, una vez adentro, ¿será capaz de cumplir su misión sin sentir algún cambio en su interior?

Shaka King decide explorar a uno de los grupos más oscuros en la historia del combate de los derechos civiles de Estados Unidos, los cuales se habían visto “de pasadita” en cintas como Forrest Gump y siempre mostrados como un grupo potencialmente peligroso, tanto por aferrarse al comunismo como por el uso de la violencia como parte de su modo de actuar. No obstante, King también decide mostrar que las razones de actuar de los Panthers no han cambiado en lo absoluto y esto ayuda a que el público pueda sentir empatía por las causas que siguen.

No estamos hablando de que alguien se vaya a volver comunista en el proceso, claro. Estamos hablando de los problemas que las comunidades afroamericanas han enfrentado a lo largo de su historia en los Estados Unidos (discriminación, brutalidad policíaca y pobreza) y que nos llevaron a presenciar las fuertes manifestaciones que se dieron bajo la bandera del Black Lives Matter en el 2020, y Judas y el Mesías Negro es una clara muestra de que las cosas no han cambiado en lo absoluto.

Suena fácil entrar, pero, ¿salir?

Es obvio que el enfoque de King sólo esta ahí. Podemos ver un enfoque del FBI como los “malos del cuento” representado por un Martin Sheen que representa a Edgar Hoover, el director de dicha organización, como un ser autoritario y sumamente manipulador, casi caricaturesco, pero que funciona bien para esa narrativa que King propone, pero que también lastima un poco la propuesta de su historia.

No obstante, la fortaleza de Judas y el Mesías Negro radica en el poder actoral de sus protagonistas, especialmente con LaKeith Stanfield y Daniel Kaluuya. Si bien Stanfield palidece en mostrar algunas de las emociones que su personaje Bill debe manifestar durante la historia, tiene una facilidad para los cambios de humor que su personaje debió tener en la vida real y tiene una buena química cuando alterna sus lineas con Kaluuya o con un seco Jesse Plemons.

Aún así, Daniel Kaluuya es quien domina la película y si no fue nominado a Mejor Actor es por no tener tanto tiempo en pantalla como Stanfield. Kaluuya se ve que estudió muy bien el como debió ser Fred Hampton en la vida real, más tomando en cuenta el reto de representar a alguien 10 años menor que él, mostrarnos a Hampton no como el peligroso líder violento que la historia oficial nos muestra, sino como el hombre recién salido de la adolescencia, dispuesto a darlo todo por su causa, pero también dispuesto a amar y mostrar un momento de timidez y fragilidad cuando el amor lo demanda. La paleta de emociones que pide la cinta es bien llenada y nos demuestra que Kaluuya no fue algo casual, no es nomás el trancazo que logro con Get Out, es un actor hecho y derecho.

Daniel Kaluuya demuestra que lo de Get Out no fue casualidad y se va derechito a un Oscar bien merecido.

Es una pena que la Academia haya dejado en segundo plano a Dominique Fishback quien tiene una excelente química con Kaluuya y nos da un personaje que está dispuesta a amar hasta donde la vida y la tragedia le permita, a adoptar la causa de Hampton y el amor de él sin temer las consecuencias, de estar dispuesta a seguir hasta que la fatalidad los alcance. Espero los BET Awards la tengan en consideración aunque seguramente Viola Davis o Andra Day la podrían opacar.

En cuanto a términos técnicos me gusto el estilo de fotografía retro que usa Sean Bobbit para darnos una historia que parece de vieja escuela, donde realmente nos mete a la década de los setenta y que, mezclado con un buen trabajo de vestuario y la banda sonora, nos deja adentro de los turbios momentos que la historia nos cuenta.

Aunque la temporada 2020 fue escasa en buenas cintas, es curioso pensar que podríamos aventarnos un maratón de cintas sobre el tema de los activistas contra el gobierno y dos de ellas estén contendiendo por el Oscar (y las dos se ambientan en Chicago), aunque será difícil encontrar Judas y el Mesías Negro tras su salida de HBO Max, pero si la encuentran, verán que hará buen maridaje con otra contendiente, El Juicio de los 7 de Chicago.

Si bien Shaka King tiene algunos detalles que hacen notar que es apenas su segundo largometraje y un guión que pudo haber contado un poco más sobre “el loco Bill” (además que quien produce el doblaje debería de darle de menos subtítulos a las escenas reales metidas en la cinta), Judas y el Mesías Negro tiene potencial para llevarse de menos un par de Oscar el próximo mes de abril y se acomoda como una cinta que debe usarse de referencia para mostrar que el cine afroamericano está en un gran momento.

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