Personajes con habilidades especiales, han existido desde mucho antes de la concepción de la escritura, pasados de generación tras generación a modo de relatos fantásticos que ataba a estos con seres supraterrenales, dioses o demonios, quienes les conferían estos dones para que cumplieran su sino. Algunos lo rehusaban, por lo que solían ser castigados de formas un tanto cuanto ejemplares y hasta crueles. Otros se convirtieron en semidioses, algunos más, en demonios. En la actualidad, la fantasía nos permite imaginar cualquier tipo superdotado, sea que use los calzones sobre el pijama o no. Ya no se necesita ser sacerdote de nada ni convencer a nadie más que al lector (¡bendita modernidad!). Incluso hay quienes toman prestados personajes famosos, de escritores como Arthur Conan Doyle -el caso que hoy les presento-, los transforman y les confieren características que poco o nada tienen que ver con sus orígenes. Hoy les hablaré de Los Irregulares, una serie que es tan irregular como su nombre y los personajes que en ella aparecen. Pero vamos al grano, mi querido Watson.

Título original: Los Irregulares
Género: Drama
Año de estreno: 2021
País: Reino Unido
Director: Tom Bidwell
Actores: McKell David, Thaddea Graham, Jojo Macari, entre otros.
La encuentras en: Netflix

SINOPSIS: En la Londres victoriana, un grupo de chicos de la calle resuelven crímenes para el siniestro Dr. Watson y su misterioso socio, el elusivo Sherlock Holmes. Pero los crímenes comienzan a tomar un matiz sobrenatural y un oscuro poder emerge.

La inclusión étnica del reparto no corresponde con la realidad de una Gran Bretaña que se construyó con el sudor y la sangre de esclavos (y eso sin mencionar la eugenesia y la muy castigada homosexualidad).

“Los caminos de la vida…

… no son lo que yo creía”, algo así dice la canción y algo así, también, se vuelve la trama de esta serie, en donde unos chicos en condición de calle, liderados por una chica llamada Bea (Thaddea Graham) que está entregada al cuidado de su delicada hermana Jessie (Darci Shaw), es contratada por John Watson (Royce Pierreson) para darle seguimiento a una serie de investigaciones de características extraordinarias. Billy (Jojo Macari) y Spike (McKell David) apoyarán a su amiga y lideresa, en gran parte debido a las presiones del doctor y la inquisitiva personalidad de la chica.

Watson es un personaje inconsistente en toda la trama, un individuo que guarda secretos y que sobreprotege a un Sherlock tan presente en la narración como ausente en la pantalla.

La mayor debilidad de esta serie es la duración de sus capítulos, en lo que sin duda es una sobre-justificación para cada uno de los personajes que entran a escena, cada uno tan particular como inverosímil. Y aunque comprendo que en esta década la inclusión es regla, me es difícil empatizar con la idea de un Sherlock Holmes embebido en la pérdida -de algo más que de sí mismo y su excelsa mente deductiva, únicamente competida su prototipo original, Auguste Dupin-. John Watson, por su parte, hace un trabajo detectivesco que nada tiene que ver con las investigaciones de la Scotland Yard y que, además, está íntimamente relacionado con una agrupación mística conocida como el Golden Dawn. Esta filiación, aunque interesante, es un anacronismo absoluto, ya que esta se fundó sólo un año después de que Arthur Conan Doyle pariera a su detective. Y como he mencionado, todo ocurre dentro de la era victoriana, que tuvo como límite los albores del siglo XX.

El médico de la peste (Ian Whyte ) se transforma de una pesadilla recurrente padecida por Jesse a un antagonista que provoca poco interés.

“… no son lo que yo esperaba…”

Para colmo, una serie de adolescentes como ésta, en donde no se procura respetar el carácter de cada personaje conocido, sino que se adapta al gusto del guionista y director Tom Bidwell, no evita agregar comedia, romance y hasta amor maternal, calzado todo a fuerza, como si de un aparato de tortura se tratara. Tenemos al príncipe Leopold (Harrison Osterfield) que, aunque afligido por una salud quebradiza -que le dura sólo dos episodios-, se entrega a la posible conquista de Bea, desobedeciendo a su tutor y vistiendo de vago, para ocultar que pertenece a un sector de la sociedad que es ajeno a la dura realidad de las calles.

No puedo negar que tras ocho episodios, surgen unos cuantos personajes interesantes con habilidades poco comunes y que llegan a darle un giro de tuerca que, empero, no es inesperado. Las sorpresas son, en la generalidad, bastante más negativas que positivas, como es el caso de un Mycroft Holmes (Jonjo O’Neill), hermano mayor de Sherlock, que parece confiar en un puñado de callejeritos menos despiertos que el Tom Sawyer de Mark Twain, cuando en sus orígenes, es casi el dueño de Inglaterra por sus conexiones, un hombre deductivo y poderoso, entregado al acopio de información.

Y al extremo, para colocar la cereza al pastel, tergiversar en pro de la inclusión a dos personajes que son tan queridos en su tierra -aunque sean fusil de cuentos de Edgar Allan Poe-, sugiriendo temas controversiales y anacrónicos, como la liberación femenina y las relaciones homosexuales, que no es que no existieran, pero que fueron tabú hasta hace no demasiado. No juzgo a las casas de opio, que eran el negocio de la corona, y que terminaron por motivar los primeros levantamientos de ciudadanos chinos, quienes pronto vieron que su gran nación se hallaba esclavizada.

Los Irregulares tiene defectos y virtudes, más de los primeros que de los segundos. Si lo que quieres es ver una historia basada en Sherlock Holmes, te recomiendo que veas la serie Elementary.

Calificación:

Por El abuelo Kraken

Graphic designer. Producer. Content creator. Storyteller. Narrator. Editor. Podcaster. Webmaster. ⚜️

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